sábado, septiembre 05, 2009

LA MUERTE EN LA EVOLUCIÓN (4)



LA MUERTE DE DAVID LIVINGSTONE

El doctor escocés David Livingstone -nacido en Blantyre, Glasgow, el 19 de marzo de 1813- contrajo matrimonio en 1844 , desembarcó en 1.849 en Ciudad del Cabo, al sur de África, con su esposa, Mary Moffat -quien durante algunos años permanecería junto a su marido, antes de regresar a Inglaterra-, sus dos hijos y dos amigos. Se había presentado voluntario para fundar una misión, pues era pastor protestante y médico, y el gobierno inglés le concedió además una subvención para explorar el llamado continente negro.
Por aquel entonces África era una tierra desconocida y legendaria. Solamente arribaban a sus costas barcos de diversos países para recoger esclavos (¡una de las más tristes manchas de la humanidad!). Por esta razón las tribus indígenas no aceptaban al hombre blanco, pero pronto comprendieron las pacíficas intenciones del doctor Livingstone.
La primera exploración que realizó duró siete años. Tuvo que cruzar el difícil desierto de Kalahari y después internarse en los enormes bosques de África ecuatorial. Las constantes lluvias inundaban la región, y la tierra se volvía pantanosa. Peligrosas nubes de insectos, a veces mortíferos, se cernían sobre los exploradores. Las terribles moscas tsé-tsé -que tanta gracia me hacían de niño- infectaban la selva. Otras veces eran atacados por feroces animales: en cierta ocasión, en lo más espeso de la maleza, los detuvo el fiero rugido del rey de la selva; con la velocidad del rayo, el león se abalanzó sobre Livingstone, que no tuvo tiempo ni de apuntar con su rifle. Felizmente el felino huyó sin cebarse en la presa, aunque el explorador sufrió graves heridas. No obstante, su fuerte constitución y los cuidados prodigados por los nativos le salvaron la vida, no sin algunas secuelas.

Entre los años 1852 y 1856 inició un viaje desde el océano Atlántico hasta el Índico. Cerca del lago Ngami había descubierto en 1.849 un río, el ancho Zambeze, el más largo de África meridional, y prosiguieron su curso por la orilla. Tras varios días de marcha se oyó un gigantesco rumor que crecía conforme avanzaban. Los indígenas se negaron a continuar y Livingstone hubo de adelantarse solo. Ante sus ojos apareció entonces un grandioso espectáculo: desde casi ciento treinta metros de altura, toneladas de agua rebotaban en las rocas y levantaban fieras oleadas de espuma. Las cataratas fueron bautizadas en 1855 con el nombre de Victoria, en honor de la reina de Inglaterrra; aunque son conocidas localmente como Mosi-oa-Tunya, “el humo que truena”...

Cataratas Victoria

Las Cataratas Victoria, son un salto de agua del rio Zambeze, situadas en la frontera de Zambia (antigua Rhodesia del Norte) y Zimbawe (Rhodesia del Sur). Están ubicadas en el distrito de Livingstone, en la Provincia del Sur de Zambia y en el distrito de Hwange, de Zimbawe. Miden aproximadamente 1,7 kms. de ancho y 129 mts. de altura. Se consideran un espectáculo extraordinario, debido al estrecho y raro abismo en que el agua cae. La cascada forma parte de dos parques nacionales: Parque Nacional de Mosi-oa-Tunya en Zambia y el Parque Nacional de las Cataratas Victoria en Zimbawe. Es una de las mayores atracciones turísticas del África austral. Fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en el año 1989, abarcando el área protegida una extensión de 8.780 hectáreas. A partir de 2010, las Cataratas Victoria estarán integradas dentro del Área de Conservación Kavango-Zambeze.
“La Piscina del Diablo”, es realmente una piscina natural , en la parte superior de la catarata Victoria, en Zimbawe, ¡a 129 metros de altura! Los visitantes más atrevidos no se contentan con la piscina, la curiosidad supera al miedo...y algunos ¡se ubican de pié, en la vera del abismo, para sacar fotos! La emoción... ¡La descarga de adrenalina y una sensasión de excitación mezclada con pavor! ¡Al borde del abismo! ¡Sin palabras! Entre septiembre y diciembre, debido al bajo nivel del agua, se puede tomar un baño, sin riesgo aparente, en la orilla de las cataratas, en esta piscina natural.

Livingstone se propuso abrir rutas en África para facilitar la labor misionera y la actividad comercial, considerando para ello la importancia de la navegabilidad del río Zambeze. Viajó a Inglaterra en busca de ayuda para su proyecto y para editar un libro acerca de sus expediciones, al tiempo que dimitía de la sociedad misionera a la que había pertenecido hasta entonces.

Expedición al río Zambeze

Entre 1858 y 1863 exploró profundamente la zona comprendida entre el lago Nyassa y el Zambeze pero descubrió que desde los rápidos de Kabrabasa el río se hacía absolutamente innavegable, debido a una serie de cataratas y rápidos en cuya exploración ya había fracasado en su anterior viaje. La expedición resultó un fracaso y en ella murieron la mayoría de los acompañantes occidentales de Livingstone, entre ellos su hermano Charles y su esposa Mary, quien falleció el 29 de abril de 1863 de disentería. De regreso a Inglaterra en 1864, la expedición al Zambeze fue duramente criticada por los periódicos, lo que provocó que Livingstone tuviera grandes dificultades para conseguir más fondos para continuar con la exploración de África.

Nacimiento del Nilo

En marzo de 1866 David Livingstone, explorador, doctor en medicina, regresó a África para continuar con su exploración. La Royal Geographical Society británica, le había encargado a través de su influyente presidente Sir Roderick Murchison, un nuevo viaje, sería el tercero, y el último. Esta nueva expedición la inició en la isla de Zanzíbar (actualmente perteneciente a Tanzania), para adentrarse a continuación en el continente africano. Debía resolver de una vez la disputa que años antes Burton y Speke habían protagonizado, fijando de una manera definitiva las fuentes del Nilo; para ello Livingstone, decidió explorar el Lago Nyassa y averiguar si algún río lo conectaba con el Lago Victoria. Además, debía investigar la estructura de las cuencas de los grandes ríos centroafricanos, y por último descubrir las fuentes del Río Congo y a ser posible, remontarlo hasta su desembocadura..
Una vez más sería el único hombre blanco de la expedición. En Abril de 1866, Livingstone llega a la desembocadura del río Ruvuma, en el Índico, y remontando su curso alcanza el lago Nyassa (en Malawi), que ya descubriera en una expedición anterior en 1859. En los primeros cinco meses la expedición se ve envuelta en múltiples deserciones y robos de material. Los desertores se llevaron las medicinas y los animales de carga y llevaron a la costa la noticia de la muerte de Livingstone a manos de tribus africanas hostiles. Livingstone se quedó sólo con 11 hombres además de sus dos fieles antiguos compañeros africanos, Susi y Chamah. A pesar de ello y durante los años siguientes, Livingstone alcanza en 1867 la zona más meridional del Lago Tanganika, en 1868 los Lagos Moero y Bangweulu y el río Lualaba, que fue erróneamente identificado por Livingstone como el Nilo, cuando realmente es un afluente del río Congo.. Toda esta zona había sido devastada por los traficantes de esclavos árabes y las tribus indígenas confundieron en más de una ocasión a Livingstone con uno de ellos, atacándole. Era preciso un gran valor para presentarse a los nativos que solo relacionaban al hombre blanco con los grilletes y el látigo.
Encuentro con Stanley

En 1869, hacia el Norte sigue la orilla occidental del Lago Tanganika y muy enfermo llega a Ujiji, uno de los puntos claves del comercio de marfil y de esclavos. Recuperado, pasó los siguientes dos años explorando el rio Congo. En Marzo en 1871, alcanza el punto más al Noroeste que jamás ningún hombre blanco había alcanzado, Nyangwe, el punto donde el rio Lualaba desemboca en el Rio Congo. Una vez más enfermo, decide regresar a Ujiji, y recoger suministros y correo que desde la costa esperaba encontrar allí. En el viaje de vuelta rodeando la zona norte del lago Tanganika es atacado por tribus nativas y herido en la parte alta de la espalda por una lanza. Llega a Ujiji, desencantado y muy enfermo, perdía sangre, padecía disentería, fiebres, terribles dolores en los pies y una fuerte desnutrición. Los suministros y el correo habían sido saqueados por los traficantes de esclavos árabes. Durante esos años no se supo nada acerca de él, por lo que el periódico New York Herald organizó una expedición de socorro que fue confiada a Henry Stanley... En Octubre de 1971, cuando todo parecía perdido, su asistente africano Susi se acercó corriendo a la choza de Livingstone gritando :

- ¡Un inglés!. Henry Morton Stanley, norteamericano nacido en Gales...

Stanley consiguió encontrar a Livingstone a toda costa, en las orillas del citado lago, en la ciudad de Ujiji, se acercó a empujones entre los nativos y pronunció la celebérrima frase:
- ¿Doctor Livingstone, supongo?.

Stanley permaneció junto a Livingstone 5 meses cuidándole e intentando convencerle para que regresara. En tal desencuentro ambos decidieron explorar conjuntamente el norte del Lago Tanganica, en su afán por continuar la búsqueda de las Fuentes del Nilo. Sólo descubrieron que el rio Ruzizi desembocaba en el Lago Tanganika pero no partía de él. Hasta que un año después tomaron caminos diferentes: en marzo de 1872, se despiden en Unyanyembe, no se volverían a ver. Stanley regresó a Zanzíbar, desde donde envió a Livingstone hombres y suministros. Por su parte Livingstone volvió a la orilla oriental del Lago Tanganika y comenzó a descender hacia el Sur. De nuevo las penurias físicas se ensañaron con Livingstone, Susi y Chamah, sus fieles sirvientes africanos tuvieron que llevarle a hombros en varias ocasiones. Llegando al Lago Bangweulu, la estación de la lluvias convierte el camino en un pantano impracticable.

"No puedo realizar observaciones a causa de mi debilidad. Casi no puedo sostener el lápiz", escribió Livingstone.

Sin embargo prosiguió avanzando. En un pequeño poblado, Chitambo, se detuvieron.


Enfermedad y muerte

El 1 de Mayo de 1873, sus amigos africanos encontraron a Livingstone muerto (a causa de la malaria y de una hemorragia interna producida por disentería) junto a su lecho dentro de la cabaña que habían construido para él. Estaba de rodillas, como si estuviera rezando. Sus últimos pensamientos fueron en contra de la esclavitud que había podido ver desde muy cerca: - Desde mi soledad todo lo que puedo decir es : ojalá la misericordia del cielo caiga sobre cualquier americano, inglés o turco para así erradicar esta lacra del mundo. Oficialmente Livingstone falleció el 4 de mayo de 1873, en Zambia; pues la noticia tardó tres días en publicarse...

Pero los viajes de Livingstone no habían acabado. Susi y Chumah, pensaron que su deber era devolver el cuerpo de su maestro a la costa para que pudiera reposar en su patria. Extrajeron las vísceras del cuerpo y las enterraron al pie de un árbol Mulva, donde erigieron un modesto túmulo de madera; rellenaron el cuerpo de sal y expusieron el cadáver al sol durante dos semanas, después lo envolvieron en una tela y lo rodearon de corteza de árbol; entonces emprendieron el camino hacia la costa. Después de un penoso viaje de ocho meses, pudieron entregar el cadaver del explorador escocés al cónsul británico en Bagamoyo que lo trasladó a Inglaterra.

Dice la leyenda que Susi, Chamah y los demás fueron despedidos con amabilidad, comunicándoles que lamentablemente el gobierno de Su Majestad, no podía pagarles ni siquiera un pasaje de vuelta a Zanzíbar. En Londres se dudó de la autenticidad de los restos mortales, pero un examen forense despejó las dudas al comprobar lesiones en el brazo izquierdo, debidas a un ataque de un león en 1849. La Royal Geographical Society expuso el ataud en su sala de mapas.

Livingstone fue enterrado en la Abadía de Westminster en Londres entre una abarrotada multitud que le despidió como a un héroe, el 18 de abril de 1874: se decretó luto nacional en Gran Bretaña ...

Acabas de leer una síntesis de una dura historia, complicada y difícil, durante bastantes años, a lo largo de los cuales cayeron algunas vidas humanas; pero contada de cierta manera puede competir con la belleza y alegría de las imágenes que contemplamos en nuestros viajes turísticos. El mundo está lleno de dolor, de lucha, de miseria, de calamidades, de hambre, de enfermedades, de tristeza, de guerras, de terremotos, de tempestades, de injusticias, de explotación, de masacres, de torturas, de violaciones, de niños con los vientres hinchados por la inanición que acaban fatalmente en una muerte pronta... Y mi corazón sufre amargamente por no poder hacer nada, por no poder borrar todas las desgracias de un plumazo. En señal de protesta e impotencia, las lágrimas resbalan por mis mejillas. Si "Dios es amor" como dice la Biblia, ¿dónde se esconden los dos? ¿dónde?...



Ramón Pérez Poza